jueves, 21 de agosto de 2014

Rock and Roll del país.

Más de cuatro décadas de historia y un repaso de sus principales protagonistas.

Desde aquel lejano 1967 donde comenzaban las primeras expresiones del Rock and Roll nacional y también a escala mundial, este estilo musical fue utilizado como forma de protesta y rebeldía contra el poder y los diferentes gobiernos. Pasaron más de 40 años y las obras de sus fundadores siguen intactas.

A finales de la década del ’60, y en un contexto social agitado a nivel global, enmarcado por las grandes transformaciones culturales que tuvieron a los jóvenes como actores principales del Mayo francés, el nacimiento del movimiento hippie y el Cordobazo en su expresión local, nació el Rock Nacional, con el famoso triángulo conformado por Almendra, Manal y Los Gatos.

La denominada por muchos como primer canción de rock escrita en castellano, fue “La Balsa” de un curioso personaje llamado Tanguito. Según el mito que rodea a este éxito, el tema fue compuesto en el baño de “La perla de Once”, un bar de la Ciudad de Buenos Aires y luego sería un hit rotundo con alrededor de 200 mil copias vendidas con la autoría de Los Gatos.

Por su parte, Almendra, ideado por un genio que parecía provenir de otro planeta, un poeta, cantante, compositor y guitarrista llamado Luis Alberto Spinetta, fue un hito en la historia del Rock. Proveniente de una familia muy ligada al Tango, ya a los 4 años cantaba en reuniones familiares. En su juventud comenzó a militar en una agrupación peronista de izquierda que luego pasaría a llamarse Montoneros, un ejemplo del repudio del artista contra las dictaduras militares.

Esta primera generación del Rock nacional fue la que rompió con todas las estructuras. Fue la voz de jóvenes que pedían a gritos mayor libertad, en contra de los regímenes militares y los primeros en componer en idioma Castellano. En varias declaraciones, Spinetta aseguró que “ya había hecho canciones en castellano, pero me daba miedo cantarlas” y que temía que las interpretaran como “marcianas”.

Ya en la década del ’70 diversos personajes irrumpirían en el under del Rock, dando comienzo a diversas ramificaciones de este estilo. Norberto Napolitano, más conocido como “Pappo” que  ya había integrado grupos como Los Abuelos de la Nada y Los Gatos, fue el pionero de la corriente más pesada del Rock y el Heavy Metal. Luego de conformar Pappo`s Blues y viajar por el mundo, compartió escenario con grandes figuras del rock y el blues, como B.B. King, Jhon Bomhan (Led Zeppelin) y Lemmy Kilmister (Motorhead).

Otro estilo fue el protagonizado por Sui Generis, con Charly García y Nito Mestre como alma del conjunto. Sus canciones fueron las primeras en cantarse en los fogones de los campamentos de jóvenes y en las reuniones de estudiantes. La música de Charly era “suave y dulce” según lo afirma Javier Martínez de Manal pero con unas letras “con fuerza y de protesta”, que más tarde serían reflejadas en Serú Girán, su segundo conjunto.

No se puede olvidar a Vox Dei, que comenzó en 1967 con Willy Quiroga y Ricardo Soulé a la cabeza, que en la actualidad sigue en actividad. Luego de 47 años en los escenarios, el trío es la única banda de ese primer Rock Nacional que sigue en pie y, si bien con modificaciones en su formación, es acompañada por tres generaciones.

Durante la última dictadura militar, la censura y la represión también llegaron a los conjuntos y a sus seguidores. Según el público “las razias policiales eran moneda corriente” y los conjuntos debían escribir sus letras en doble sentido o simplemente exiliarse del país. De esta forma, artistas como León Gieco, Charly García y Pappo, entre otros, optaron por tocar su música en el exterior.
   
Canciones como “A donde está la libertad” de Pappo’s Blues fueron una protesta más directa mientras que otros músicos criticaban al gobierno militar ingeniosamente. “Libertad era un asunto mal manejado por tres” o “la persona que amas puede desaparecer” eran los artilugios de los artistas para expresar su bronca con el Proceso de Reestructuración Nacional.

Ya en los ’80, surgieron grandes bandas que a diferencia de las anteriores se caracterizaban por la masividad de sus seguidores y las presentaciones en grandes estadios. Los Redondos ideado por Carlos “Indio” Solari y Eduardo “Skay” Beilinson fue pasión de multitudes hasta fines de la década del ’90 al igual que Soda Stereo. Otros estilos surgieron, como el Heavy Metal con Ricardo Iorio y los V8 o el Punk Rock con Los Violadores y Flema.

En los comienzos de 1990 dos grandes conjuntos continuaron estas características, seguidos por miles de fanáticos a lo largo y ancho del país y caracterizados por la autogestión, sin depender de las empresas discográficas. La Renga y Los Piojos fueron artífices de estadios colmados, plagados de banderas como si fueran un club de Fútbol.


En la actualidad, luego de 40 años, muchos artistas continúan arriba del escenario seguidos por su público fiel y el público nuevo. Otros ya no están, pero dejaron su legado y los nuevos conjuntos son los que llevarán la bandera de aquellos que dejaron una huella, porque como lo expresa Gustavo “Chizzo” Nápoli de La Renga “el Rock and Roll no morirá jamás”. 

Por Gabriel San Martin

Deuda externa.

Adquirida por pocos, pagada por todos.

La deuda pública es un estigma para los argentinos y los sucesivos gobiernos, que comenzó en la lejana década del ´20 del siglo XIX durante la presidencia de Bernardino Rivadavia, pero que en los últimos 40 años se acrecentó de forma estrepitosa. Parece ser que siempre que se intenta reestructurar el pago de la deuda, siempre el país termina pagando intereses.

Los primeros en ser los grandes culpables fueron las cúpulas militares instauradas en el gobierno desde 1976 hasta 1983. Teniendo en cuenta que durante el gobierno de Perón y Estela Martínez, la deuda se había reducido, en la dictadura aumentó considerablemente de u$s 7800 millones a u$s 45100 millones en un período sólo de 7 años.

Las causas fueron principalmente cuatro: la bicicleta financiera, en donde los accionistas especulaban con el aumento de los bonos, la deuda privada de empresarios que fue absorbida por el Estado, los intereses y quizás la causa más cruel, la importación de armas no sólo para la guerra de Malvinas, sino para combatir las resistencias peronistas y de izquierda.

EL legado económico que dejarían los militares a Raúl Alfonsín, electo presidente en 1983, fue deplorable. Durante su mandato, se buscó reestructurar el aparato estatal herido en sus cimientos por las políticas liberales del Proceso, pero la hiperinflación le dio un golpe bajo. En este período hasta 1990, la deuda se acrecentó unos u$s 20000 millones, casi en su totalidad por los intereses.

Los próximos 10 años, que abarca la década del ’90, se caracterizaron por el ausentismo del Estado de bienestar, es decir, ausencia en materia social, la invasión de capital extranjero y el endeudamiento excesivo.  La ineficiencia del Estado fue fruto de “una campaña ideológica, política y mediática” según lo explica B. Neustadt en “Deuda externa Argentina”, donde agrega que en el primer mundo “las empresas las manejan el sector privado”.

El vaciamiento estatal y las privatizaciones de empresas públicas fueron pilares para que en la sociedad argentina creciera el descontento con cualquier agrupación política y la causa principal de la pérdida del trabajo para millones de personas. Entre las empresas desnacionalizadas, se encuentra el sistema jubilatorio, que generó un aumento de la deuda pública, ya que se dejaron de manejar u$s 54000 millones, que luego fueron pedidos como préstamo.

Aunque parezca ilógico, estos ejemplos abundan durante la segunda parte de la década del ’90. Negociados con empresas extranjeras y actos de corrupción, fueron las causas por las cuales el Dr. Carlos Menem no logró la re-reelección. La herencia en materia de deuda fue de u$s 146220 millones, un aumento de u$s 81000 millones comparado con el gobierno de Alfonsín.

Todo explotó en el 2001. El país ingresó en default y la debacle social se hizo presente en las calles de los puntos neurálgicos del país. EL gobierno de De la Rúa poco pudo hacer en dos años y se anunció el no pago de la deuda. En 2003 Néstor Kirchner asume como presidente y logró una reprogramación del pago con distintos organismos internacionales denominado “canje de la deuda Argentina”.

Ya en 2005, Kirchner negoció el pago total de la deuda con el Fondo Monetario Internacional cercano a los u$s 10000 millones. Pese a los distintos intentos, el gobierno seguía endeudado y el default del 2001 fue el peor karma, ya que alrededor de u$s 80000 millones todavía no se habían financiado. Argentina le debía (y debe) al Banco Internacional del Desarrollo, al Club de París, EL Banco Mundial, sumado a la deuda con entidades privadas, los denominados “fondos buitres” y las deudas de las provincias.


Luego de casi 50 años donde comenzó el gran incremento de la deuda con la dictadura militar, pese a los diferentes programas de reestructuración de la deuda durante la década “K”, se estima que la deuda actual es de unos u$s 250.000 millones. Parece confirmarse el dicho de diversos economistas y el sentido común: “los argentinos siempre terminan pagando intereses”. 

Mayo Francés.

Fracaso para algunos, victoria para otros.

La rebelión ocurrida en mayo de 1968 protagonizada por miles de estudiantes y obreros de toda Francia, fue un hito en la historia no sólo de un país o un continente, sino también a nivel global. Apoyada por importantes intelectuales de gran trayectoria, avecinó las grandes problemáticas que afronta el mundo en el siglo XXI y trajo consecuencias que en esos tiempos fueron imperceptibles.

El movimiento planteó cambios profundos en las costumbres y en las ideas, cuestionó casi la totalidad de los sistemas políticos y de gobierno, como el capitalismo, el Stalinismo y el fascismo. Si bien no había consignas claras de lo que se quería para la Francia gobernada por el héroe de guerra, el General Charles De Gaulle, sin lugar a dudas, el gran acontecimiento fue el florecimiento de un sector social que antes se encontraba pasivo: los jóvenes.

Entre los principales  antecedentes del Mayo francés, que también tuvieron como actor principal a la juventud  y a su vez se dieron en forma simultánea, se encuentra el movimiento hippie iniciado en los Estados Unidos, nacido como señal de protesta a la participación de la potencia americana en los conflictos bélicos de Vietnam. A su vez, en Latinoamérica se conformaba el germen de las revoluciones de izquierda en casi toda la región, heridas por el asesinato de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia en 1967.
    
La Semana Rabiosa.

La revolución tuvo sus inicios en las aulas y el anfiteatro de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Nanterre cuando los estudiantes decidieron organizar una marcha en repudio de la represión y posterior detención, que habían sufrido líderes estudiantiles alemanes en el Barrio Latino, entro los que se encontraba Rudi Dutschke y Daniel Cohn-Bendit, dos referentes de las agrupaciones de jóvenes.

La semana rabiosa comenzó el 3 de mayo y duró hasta el 15. A los estudiantes se les unieron, en un principio, diversas agrupaciones de izquierda y buscaron el apoyo de los obreros de las fábricas, lo cual despertó el interés de las cúpulas sindicales. Tres días después, 600 mil jóvenes  de las universidades de todo el país entraron a la huelga general. 

Las diversas manifestaciones fueron duramente reprimidas por la policía militar, especialmente en el Barrio Latino, donde los huelguistas organizaron barricadas en los principales accesos del lugar para no permitir el ingreso de las fuerzas de seguridad. Ya para el 8 de mayo, la situación se volvió difícil para De Gaulle, ya que los estudiantes consiguieron el apoyo de los obreros.

Sumado a la adhesión de importantes intelectuales como Jean Paul Sartre y Jacques Monod, la huelga derivó en más de 10 millones de trabajadores en paro y 1 millón de personas desfilando por las calles con pancartas con lemas que quedarían grabados por siempre. “El aburrimiento es contrarevolucionario”, “No le pongas parches, la estructura está podrida”, fueron los slogans elegidos por los jóvenes al grito de “gobierno popular” o “De Gaulle asesino”.  

¿Fracaso o triunfo?

Luego de la rebelión juvenil, se llamó a elecciones y el triunfador fue el socialdemócrata François Miterrand, pero los sueños de los revolucionarios no iban a ser cumplidos. Técnicamente, el Mayo Francés, fracasó ¿Por qué? Porque no existió una conducción política. Pero fue el comienzo de un cambio de ideas y un cambio en las sociedades de todo el mundo,  dado que su legado fue retomado por jóvenes de distintas regiones.

Sin dudas, esos millones de estudiantes y obreros que salieron a la calle en reclamo de mayor libertad, fueron calcados por la juventud en China con la Revolución Cultural, en Europa del Este con la Primavera de Praga y también en Argentina, cuando un año más tarde explotaba el Cordobazo bajo el lema de “obreros y estudiantes, unidos y adelante”.


Quizás, las consecuencias de este hito histórico, se pueden observar con mayor nitidez en el siglo XXI y algunos delos reclamos de aquellos rebeldes, se transformaron en realidad. Los gritos que pedían por la liberación femenina, la igualdad de género, la defensa de la ecología y el medio ambiente, el cambio en las costumbres de la sociedad civil, entre otros, son pilares de las vanguardias de hoy.