jueves, 21 de agosto de 2014

Mayo Francés.

Fracaso para algunos, victoria para otros.

La rebelión ocurrida en mayo de 1968 protagonizada por miles de estudiantes y obreros de toda Francia, fue un hito en la historia no sólo de un país o un continente, sino también a nivel global. Apoyada por importantes intelectuales de gran trayectoria, avecinó las grandes problemáticas que afronta el mundo en el siglo XXI y trajo consecuencias que en esos tiempos fueron imperceptibles.

El movimiento planteó cambios profundos en las costumbres y en las ideas, cuestionó casi la totalidad de los sistemas políticos y de gobierno, como el capitalismo, el Stalinismo y el fascismo. Si bien no había consignas claras de lo que se quería para la Francia gobernada por el héroe de guerra, el General Charles De Gaulle, sin lugar a dudas, el gran acontecimiento fue el florecimiento de un sector social que antes se encontraba pasivo: los jóvenes.

Entre los principales  antecedentes del Mayo francés, que también tuvieron como actor principal a la juventud  y a su vez se dieron en forma simultánea, se encuentra el movimiento hippie iniciado en los Estados Unidos, nacido como señal de protesta a la participación de la potencia americana en los conflictos bélicos de Vietnam. A su vez, en Latinoamérica se conformaba el germen de las revoluciones de izquierda en casi toda la región, heridas por el asesinato de Ernesto “Che” Guevara en Bolivia en 1967.
    
La Semana Rabiosa.

La revolución tuvo sus inicios en las aulas y el anfiteatro de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Nanterre cuando los estudiantes decidieron organizar una marcha en repudio de la represión y posterior detención, que habían sufrido líderes estudiantiles alemanes en el Barrio Latino, entro los que se encontraba Rudi Dutschke y Daniel Cohn-Bendit, dos referentes de las agrupaciones de jóvenes.

La semana rabiosa comenzó el 3 de mayo y duró hasta el 15. A los estudiantes se les unieron, en un principio, diversas agrupaciones de izquierda y buscaron el apoyo de los obreros de las fábricas, lo cual despertó el interés de las cúpulas sindicales. Tres días después, 600 mil jóvenes  de las universidades de todo el país entraron a la huelga general. 

Las diversas manifestaciones fueron duramente reprimidas por la policía militar, especialmente en el Barrio Latino, donde los huelguistas organizaron barricadas en los principales accesos del lugar para no permitir el ingreso de las fuerzas de seguridad. Ya para el 8 de mayo, la situación se volvió difícil para De Gaulle, ya que los estudiantes consiguieron el apoyo de los obreros.

Sumado a la adhesión de importantes intelectuales como Jean Paul Sartre y Jacques Monod, la huelga derivó en más de 10 millones de trabajadores en paro y 1 millón de personas desfilando por las calles con pancartas con lemas que quedarían grabados por siempre. “El aburrimiento es contrarevolucionario”, “No le pongas parches, la estructura está podrida”, fueron los slogans elegidos por los jóvenes al grito de “gobierno popular” o “De Gaulle asesino”.  

¿Fracaso o triunfo?

Luego de la rebelión juvenil, se llamó a elecciones y el triunfador fue el socialdemócrata François Miterrand, pero los sueños de los revolucionarios no iban a ser cumplidos. Técnicamente, el Mayo Francés, fracasó ¿Por qué? Porque no existió una conducción política. Pero fue el comienzo de un cambio de ideas y un cambio en las sociedades de todo el mundo,  dado que su legado fue retomado por jóvenes de distintas regiones.

Sin dudas, esos millones de estudiantes y obreros que salieron a la calle en reclamo de mayor libertad, fueron calcados por la juventud en China con la Revolución Cultural, en Europa del Este con la Primavera de Praga y también en Argentina, cuando un año más tarde explotaba el Cordobazo bajo el lema de “obreros y estudiantes, unidos y adelante”.


Quizás, las consecuencias de este hito histórico, se pueden observar con mayor nitidez en el siglo XXI y algunos delos reclamos de aquellos rebeldes, se transformaron en realidad. Los gritos que pedían por la liberación femenina, la igualdad de género, la defensa de la ecología y el medio ambiente, el cambio en las costumbres de la sociedad civil, entre otros, son pilares de las vanguardias de hoy.  

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